Cuando se habla de Autismo infantil nos referimos a algo que va más allá que un conjunto de síntomas, es más bien una de las incapacidades más complejas de la infancia, es difícil para los maestros e incluso los padres poder corroborar si un niño tiene o no autismo, ya que a éstos niños se les dificulta realizar tareas, incluso las más básicas en la vida de cualquier ser humano, sin embargo pueden llegar a resolver problemas matemáticos que ni un reconocido ingeniero lograría resolver en años, con la dificultad que podemos tener cualquiera de nosotros sin tener autismo de cerrar un botón de la camisa que llevamos puesta.
Es apartir de principios de 1960 muy pocas personas que no fuesen médicos, psicólogos o maestros especiales, habían oído hablar de los niños autistas. Pero posteriormente y más aún en las últimas décadas los problemas de estos niños han sido objeto de estudio y discusión. En 1943 un psiquiatra norteamericano, Leo Kanner, describió el sindrome como “autismo infantil”, para explicar una especie de “psicosis infantil”. La palabra “autismo” proviene de la palabra griega “autos”, que significa “propio”. Kanner usó este término porque los niños pasaban por una etapa en que estaban muy concentrados en sí mismos, y no mostraban interés hacia otras personas.
Este concepto ha ido cambiando y en la actualidad se habla de Sindrome Autista para designar “una alteración evolutiva del desarrollo que puede definirse como dificultades de la comunicación verbal y gestual, alteraciones de la interacción social recíproca y un repertorio muy restringido de actividades e intereses y patrones repetitivos de conducta” (A.P.A. 1994)
En cuanto a la etiología del autismo, se han desarrollado varias teorías, que tratan de explicar el origen del sindrome autista. Ninguna de ellas por sí sola lo ha logrado, en la actualidad se considera que su etiología es multifactorial.
Entre las teorías que más aceptación han tenido están, las genéticas, las neurobiológicas y las psicológicas.
Definición
El autismo (a veces llamado “autismo clásico”) es la enfermedad más común dentro del grupo de trastornos del desarrollo, conocido como trastornos del espectro autista. El autismo se caracteriza por una escasa interacción social, problemas en la comunicación verbal y no verbal, actividades e intereses gravemente limitados, inusuales y repetitivos. Otros trastornos del espectro autista incluyen el sindrome de Asperger, el sindrome de Rett, el trastorno desintegrativo infantil y el trastorno general del desarrollo no especificado o atípico. Los expertos estiman que tres a seis de cada mil niños, padecerán de autismo. Los varones tienen cuatro veces más probabilidad de padecerlo que las mujeres.
Sintomatología
ü Características conductuales del Autismo
Las características del Autismo Infantil serían:
Anomalías de
1- Déficit en conductas no verbales prosociales: no contacto visual, alteración en la expresión facial, posturas corporales y gestos anormales.
2- No relación con sus pares.
3- Ausencia de conductas espontáneas para compartir juegos, diversiones o intereses con los demás niños.
4- Ausencia o déficit muy importante en la reciprocidad social o emocional.
Alteraciones de
1- Retraso evolutivo del lenguaje que puede llegar a lo que se denomina agnosia verbal (es una alteración de la codificación y decodificación del lenguaje)
2- Uso repetitivo y estereotipado del lenguaje, con ecolalias inmediatas y/o retardadas (es la repetición de las palabras que dice el interlocutor).
Intereses restringidos y estereotipados vienen determinados por repertorios de conductas ritualizadas, estereotipias motoras y el apego exagerado a determinados objetos, lo que ocasiona una resistencia al cambio, manifestada muchas veces en forma violenta.
Alteraciones Cognitivas, existe una gran variabilidad desde una deficiencia mental profunda hasta capacidades superiores. En algunos autistas la irregularidad es tan marcada que un talento excepcional (memorizar listas de teléfonos, direcciones, la música, el dibujo, etc.), pueden coexistir con una incompetencia mental global.
También muchos niños con autismo tienen una baja sensibilidad al dolor pero son anormalmente sensibles al ruido, al tacto u otro estímulo sensorial. Estas reacciones inusuales pueden contribuir a síntomas conductuales como la resistencia a ser acunado o abrazado.
Los niños autistas, presentan mayor riesgo de padecer de ciertas enfermedades co-existentes como el sindrome de cromosoma X frágil (el cual provoca retraso mental), esclerosis tuberosa (en el cual crecen tumores en el cerebro), convulsiones epilépticas, el sindrome de Tourette, discapacidades de aprendizaje y trastorno de déficit atencional. Por razones que aún no están claras, entre el 20 y 30 por ciento de los menores autistas desarrollan epilepsia cuando llegan a ser adultos. Si bien algunas personas con esquizofrenia pueden mostrar una conducta de tipo autista, sus síntomas generalmente no aparecen hasta cerca de los 20 años o en la etapa de adultos jóvenes. La mayoría de la gente con esquizofrenia también tiene alucinaciones y delirios, los cuales no se encuentran en el autista.
Diagnóstico
El autismo se clasifica como uno de los desórdenes extendidos del desarrollo. Algunos médicos también usan términos tal como "perturbado emocionalmente" para describir a personas con autismo. Porque éste varía grandemente en su severidad y síntomas, el autismo puede ser no reconocido especialmente en individuos levemente afectados o en aquellos con impedimentos múltiples. Los investigadores y terapeutas han desarrollado varios conjuntos de criterios para el diagnóstico del autismo. Algunos criterios usados frequentemente incluyen:
- Juego imaginativo y social ausente o limitado
- Habilidad limitada para hacer amistad con sus iguales
- Habilidad limitada para iniciar o mantener una conversación con otros
- Uso del lenguaje estereotipado, repetitivo o no habitual
- Patrones de intereses restringidos que son anormales en intensidad y foco
- Aparente infléxibilidad y apego a rutinas específicas o ritos
- Preocupación por las partes de objetos
Los niños con algunos de los síntomas de autismo, pero no con suficientes como para ser diagnosticados con la forma clásica del desorden, son frequentemente diagnosticados con el desorden extendido del desarrollo - no específico. El término sindrome de Asperger es algunas veces usado para describir a personas con comportamiento autista pero con buen desarrollo de las destrezas del lenguaje. Los niños que parecen normales en sus primeros años y que luego pierden destrezas y comienzan a mostrar un comportamiento autista suelen ser diagnosticados con el desorden desintegrativo de la niñez. Las niñas con el sindrome de Rett, un desorden genético ligado al sexo caracterizado por un desarrollo del cerebro inadecuado, convulsiones y otros problemas neurológicos, también pueden mostrar un comportamiento autista. PDD - NOS, el sindrome de Asperger, CDD y el sindrome de Rett son a veces llamados el espectro de desórdenes del autismo.
Ya que los problemas de audición pueden ser confundidos con autismo, los niños con desarrollo tardío del habla deben ser examinados de la audición. Algunas veces los niños tienen dificultades de audición además de autismo. Cerca de la mitad de las personas con autismo tienen una puntuación más baja de 50 en exámenes de IQ, 20 porciento tienen una puntuación entre 50 y 70, y 30% tienen una puntuación más alta de 70. Sin embargo, estimar el IQ en niños pequeños con autismo es a menudo difícil porque los problemas del lenguaje y comportamiento interfieren con el examen. Un porcentaje pequeño de las personas con autismo son savants. Estas personas tienen destrezas limitadas pero extraordinarias en áreas como la música, las matemáticas, el dibujo o la visualización.
Observando con detalle las diferentes manifestaciones que el autismo puede presentar, según la gravedad del mismo, y la edad mental del niño, el diagnóstico se puede reforzar con las siguientes pruebas :
ü Escalas de Wechsler(WPPSI Y WISC)
ü Perfil psicoeducacional, de Schopler y Reichler(1979).
ü Peabody
ü Tedepede Riviere
ü Escala de madurez social de Vineland
ü Escala de conducta adaptativa de Nihira (PAC de Gunzburg)
Sin embargo la mejor información procede de la observación directa de las interacciones sociales en su medio ambiente natural
Tratamientos
No existe la cura para el autismo. Las terapias e intervenciones conductuales están diseñadas para remediar síntomas específicos y pueden otorgar una mejoría sustantiva. El plan ideal de tratamiento coordina terapias e intervenciones que tienen como blanco los principales síntomas del autismo: problemas de interacción social y comunicación verbal y no verbal, y rutinas e intereses obsesivos o repetitivos. La mayoría de los profesionales concuerdan en que mientras más temprana la intervención, mejor.
Intervenciones educacionales/conductuales: Los terapeutas utilizan sesiones de intenso entrenamiento para el desarrollo de destrezas altamente estructuradas, con el fin de ayudar a los niños a desarrollar destrezas sociales y de lenguaje. La orientación familiar para los padres y hermanos de los niños autistas, con frecuencia ayuda a las familias a enfrentar los particulares desafíos de vivir con un niño autista.
Las técnicas para disminuir una conducta inadecuada deben aplicarse en el preciso momento en que aparece la conducta blanco o que se desea eliminar. Las 9 técnicas más comunes de uso para decrementar una conducta son:
1. Corrección verbal
- Corrección física
- Interrupción de respuesta.
- Extinción
- Tiempo fuera
- Saciedad o sobrecorrección
- Reforzamiento de conductas incompatibles
- Desensibilización
- Costo de respuesta
Otras terapias: Existe un número de terapias controvertidas o intervenciones a disposición de los menores autistas, pero pocas, si es que las hay, están respaldadas por estudios científicos. Los padres debieran actuar con cautela antes de adoptar cualquiera de estos tratamientos.
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